El llamamiento del Eurogrupo a la unidad nacional ha caído en Grecia en saco roto.
Si la oposición desoyó el domingo la apelación patriótica del primer ministro, Yorgos Papandreu, la petición de cierre de filas que los socios de la zona euro hicieron en Luxemburgo estaba aún más destinada al fracaso, ya que los partidos de oposición, la ciudadanía y el movimiento sindical -que desde ayer arremete contra el Gobierno con nuevos paros sectoriales- se reafirman conforme pasan las horas en su rechazo a las medidas de austeridad, con un inflamado sentimiento de resistencia por bandera.
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