La salida de Valdano estaba cantada en do, re, fa y sol.
Eran él y Mourinho —por citar a un buen amigo barcelonista y escritor, Juan Cruz—, egos revueltos.
Muy egos y muy revueltos.
Incompatibles.Pero, como advierte un personaje en el formidable y fatal thriller «Detour», el destino a uno de los dos iba a ponerle la zancadilla.
En la decisión, el Bernabéu ha sido decisivo, y Florentino Pérez ha mostrado cintura.
El ciclo de Valdano en el Madrid había tocado fondo.
Los modelos para el equipo de uno y otro eran tan dispares como la poesía de Pablo Neruda y Juan Ramón Jiménez, dos premios Nobel.L...
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