En el baile de los pactos postelectorales abierto la noche del 22-M la reina, una vez más, sigue siendo el PNV.
Los de Iñigo Urkullu han cedido buena parte de su representación en Guipúzcoa ante la irrupción de Bildu y no están en condiciones de liderar en Álava, donde ganó el PP.
Sin embargo, todos los partidos, incluido el PSE más débil de la historia, miran con atención a Sabin Etxea, que debe elegir entre iniciar noviazgo soberanista con la coalición de Martín Garitano o unirse a populares y socialistas en su pretendido frente «antiBildu».A la espera de que el máximo órgano ejecutivo del p...
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