Las fuertes corrientes oceánicas están erosionando por abajo el glaciar de la isla Pino, en la Antártida occidental, y la cavidad que va en aumento permite la entrada de cada vez más agua templada que funde más hielo.
Actualmente el glaciar se desplaza hacia el mar a una velocidad de cuatro kilómetros al año y se funden unos 80 kilómetros cúbicos de hielo anuales, lo que supone un 50% más que a principios de los años noventa, según una investigación cuyos resultados se presentan en la revista Nature Geoscience.
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