Ferran Corominas (Girona, 1983) ya no tiene sitio en el Espanyol.
Por eso, cada día le dicen a qué hora tiene que entrenarse, en solitario y siempre a contrapié de las sesiones del resto del equipo.
Ha pasado de ser el salvador -marcó un gol en el último minuto de la temporada 2005-2006 ante la Real Sociedad que valió la permanencia- a no contar para nada, a vivir marginado, lejos de los que hasta no hace mucho fueron sus compañeros.
Una situación muy dura para el jugador y, al tiempo, incómoda para el club, y que ambas partes esperan resolver cuanto antes.
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