Desde el primer día, Cadel Evans sabía que si ganaba el Tour sería por una cuestión de segundos, nada más.
Por eso fue capaz de convertir en un prólogo los últimos tres kilómetros de la etapa de Gap, para sacar tres segundos a Contador; por eso compuso un equipo BMC de rodadores y consiguió no perder ni un segundo con el Leopard de los Schleck en la contrarreloj por equipos; por eso, en los primeros días, en todos aquellos repechos que parecían simples alicientes para no convertir los finales en aburridos sprints de Cavendish, Evans, laborioso, hormiguita, fue acumulando segundos, tres ya el primer día en la subida de las alondras, seis más con el pequeño Schleck en el Muro de Bretaña...
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